Viaje a Colombia

El Tayrona frente a mis ojos
El Tayrona frente a mis ojos

Llegamos mi amigo Esteban y yo a este país si saber que esperar.. pero nos llevamos la mejor de las sorpresas..Lo que más rescato de Colombia es lo maravillosa que es la gente. Y eso que hay lugares increibles…

CALIENTE CALI

Cali es una ciudad calurosa pero así de calida también es la gente que te brinda hospitalidad cuando la necesitas…Colombia nos recibió de buena manera. Llegamos a la noche de la grande y calurosa ciudad de Cali. Nos alojamos con el suizo en un Hotel Alojamiento barato (Sartor), y salimos a tomar nuestras primeras Poker de la noche, que no duró mucho porque estábamos cansados.

Al otro día nos propusimos romper la noche  y nos aprovisionamos de cerveza y ron para una previa, pero unas morenas caleñas nos hicieron adelantar lo que nos proponíamos, y terminamos tomándonos todo el ron en el cuarto de nuestras habitaciones.

BOGOTÁ;  CAFE y RON. 

Llegue acá  a Bogotá y me perdí bastante hasta que un alma caritativa me ayudo (Cris). Me alojé en Platipus finalmente, donde hay café libre, todo el tiempo.

Me volví adicto al café; 10 tazas al día. Hasta me puedo olvidar de comer por momentos.

Caminé bastante, y conocí la zona Rosa, que no es de trabas ni nada por el estilo, es solo una zona de bares. Me pasé las mañanas yendo al mercado y las calles cercanas con Charlotte. Muy florido y colorido el mercado.

El jueves a la noche fue una joda cara; pero joda de verdad; una inglesa regalaba besos, el Ron fluía por nuestras venas y nuestra plata fluía por las manos del cantinero.

Lo que me había ahorrado en todos estos días, se me fue en un par de horas. Maldito alcohol. Nuestros amigos colombianos fueron a la barra, se compraron una botella de Ron, y la pusieron en el medio de la mesa para que todos tomemos. Nunca pensé que nos íbamos a tomar toda la botella entre los 6, pero para mi asombro, la botella no duró mucho.  Cuando ya no había más que tomar en el primer bar, nos fuimos a un segundo, pero la policía nos invitó a irnos a dormir por exceso de bulla. Supongo que no nos dábamos cuenta, pero estábamos borrachos. Recuerdo flashes de esa noche y me río solo. Grosa la inglesa.

Teatro independiente y lectura 

Ah, y antes fui a ver a un intento de obra de teatro de mi amiga Consuelo que la había conocido en la calle. Era la presentación de una obra de teatro independiente. Si el joven director sería coherente con lo que yo vi, tendría que haber sido la primer y última función. Para que hacer sufrir al espectador. El viernes fue otro día de no hacer nada. Seguí leyendo “Narciso y Golmundo” de Herman Hesse, y solo pensé un par de cosas. (Mencioné en la crónica que ya había leído por Argentina a “Historias de cronopios y de famas” de Cortazar, y que estoy leyendo también”El jugador”, de Dostoviesky?). En Bogotá estuve muy arriba, a nivel euforia, y muy abajo, a nivel Dostoviesky. Bipolar lo mio.

Colombia en pocas palabras

Las calles se dividen en calles y «carreras»; las calles corren en dirección al cerro, y las carreras paralelas al cerro. Una vez que se entiende el sistema de numeración de calles y carreras es facilisimo ubicarse; todos dicen “a la orden” y “siga siga”, dos frases bien de acá.

Para llamar por celular se lo tenés que pedir prestado a una persona en la calle que te cobra unos 300 pesos el minuto; por las calles de Bogotá, entre la calle 19 y la Av. Jiménez hay un mercado callejero de esmeraldas muy particular (hay que tener cuidado porque si no sabés es probable que te vendan cualquier cosa. Las arepas no se bien que son, pero es comida, y  son ricas. Son todos muy católicos, y lo comprobé el miércoles de cenizas, porque estaban todos con una cruz en la frente; yo pensé que uno se había manchado, pero después vi que todos estaban manchados en la frente, así que ahí me dijeron que era miércoles de ceniza y entendí.  La mitad de la gente con la que hablé quiere a Uribe, el presidente colombiano que le está vendiendo a Bush su país, y la otra mitad piensa correctamente.  Ya me voy a la tierra de los paisas y las chicas hermosas.

CARTAGENA DE INDIAS, Barrio Getsemani

 Partimos a Cartagena desde Medellín, con el miedo de viajar de noche, ya que la guerrilla de la FARC había quemado 3 buses hacía unos pocos días por esa carretera. En cada ventanilla de atención de las empresas de bus, están obligados a poner la estadística de cuantos buses secuestrados han tenido durante el año y los anteriores. Si vas a comprar un pasaje de bus a uno que es barato, pero tuvo 2 secuestros en el último mes, ya sabés a lo que te atenés.

Sanos y salvos en Cartagena de Indias, nos encontramos con unas oscuras playas oscuras en la ciudad, pero con una ciudad amurallada de envidiable belleza colonial. El clima se tornó tropical radicalmente tanto por el acento de la gente, por el color de la gente, por el clima y por el aspecto de todas las cosas. Ya ahora no había chicas tan lindas, y si las había eran putas y cobraban bastante caro. La cerveza Aguila le ganó la disputa a la Poker, que solo ganó en Cali. En Bogota ganó Costeña, y en Medellín la nueva Brava.

Nos hospedamos afuera de la ciudad amurallada, en la calle de la Media luna, en el barrio Getsemani, en un hospedaje de mala muerte que recibía a putas, dealers, locos, hippies, y mochileros rascas como nosotros. Era baratito, claro. Muy bellos recuerdos de ese tétrico pero adorable parador. 

PLAYA BLANCA

La alternativa de playa era Playa Blanca, y para ahí fuimos el jueves. Viajamos en dos bondis, un ferry, una moto y un camión de gaseosas  que se apiadó de nosotros para poder llegar a ese bendito lugar que estaba increíble. Hasta la moto estaba planificado, pero esa moto nos dejó en un pueblito donde solo había unos nenes afrodescendientes saliendo con su impecable trajecito blanco de la escuela, pero nada que vaya hasta Playa Blanca, hasta que a la media hora pasó ese camión salvador y nos dió un aventón hasta el paraíso. El recorrido fue muy divertido y cultural.  Era el Mar Caribe que tanto había imaginado encontrar, y por suerte estaba en nuestras narices. De ahí en más fue solo nadar y disfrutar de esa solitaria playa. En este momento estoy todavía acá y no creo que haya más de 25 personas en toda la playa, es decir a 10 km a la redonda.  En unos cuantos minutos atardecerá y no tendré más luz para escribir.

Me levanto a las 5 de la mañana, cuando está por salir el sol, y a eso de las 8, 9 de la noche ya estoy en mi hamaca.

La noche no fue gran cosa, pero el día si porque una paisa tomando sol nos alegró la vida. Fue solo por ser excesivamente bella, con el agregado de tener un acento italiano.   Mi amigo el suizo se fue nuevamente a la civilización. En unos cuantos días lo vuelvo a encontrar. Yo mientras tanto disfrutaré de esto que es increíble. Lo increíble se alargó por suerte unos días. Por donde estábamos nosotros casi que no había gente. De pronto estaba leyendo tranquilo, alzo la mirada, y estaba shirley nadando desnuda en el mar caribe. Difícil olvidar tan bello paisaje . Shirley trabajaba de dama de compañia en un bar de alta gama en Milán, Italia. Era una chica muy bella, pero nunca me animé ni nunca me quiso decir bien que significaba eso de ser dama de compañia en un bar de lujo en Italia.

Esta isla del caribe donde estoy me fascina y siento que era lo que estaba buscando.

Como había llevado plata para un par de días y la estadía se alargó, la tía de Shirley (mama Ruth), se apiadó de mi y me esta dando un par de arepas  con café para desayunar, un pescado con arroz al medio día, y un pescado fresco que pesca el chamaco con arroz a la tarde. Con eso soy feliz y puedo vivir.

El pescador… habla con la luna
El pescador… habla con la playa
El pescador… no tiene fortuna
Sólo su atarraya.

El pescador, Toto la Momposina

Yo le dí la plata que tenía que no era mucho. Después me vuelvo a Cartagena con ellos que tienen que volver por unos trámites, así que estoy viviendo de prestado. Mi casa es la hamaca paraguaya abajo de un árbol. Nadie me puede robar casi nada, porque no tengo nada, excepto mi cámara de fotos, mi cuaderno de viajes, y mi pasaporte.

CARTAGENA DE INDIAS ; maria juana y blanquita. 

En unas horas ya voy pa´ Cartagena, y de ahí e Santa Marta. Otro día más en las tranquilas playas color turquesa de Playa Blanca, donde no se hace otra cosa más que nadar, leer, escuchar música, comer (muy de vez en cuando), y dormir en mi hamaca, con el viento del mar caribe sobre mi.

Me volví de Playa Blanca a cartagena con Shirley, Jesenia, el chamaco, mama Ruth y su nieto.  Y a la noche volvimos a encendernos en “La Candela”.

Vamos hasta abajo a mi no me da pena
yo crecí tomando, agua de panela,
helada, y por allá de frío nada,
ahora te canto pa’ que te des la calentada

Fuego, Bomba Stereo

Shirley bailando era pura sensualidad, y todos los chicos del bar la miraban bailar. Uno se se puso a bailar reggeton detrás y poco más que hacen el amor vestidos.

De pronto el chico con el que estaba bailando se le pone de frente, y le come la boca de un beso. Pensé que era mi chica esa, pero evidentemente ella decidía de quien era, y en ese momento era del chico que bailaba bien.

En Colombia si sabés bailar vas a poder bailar con cualquiera.  Nos fuimos del bar y como Shirley  quería fumar marihuana, y emprendimos una búsqueda feroz por las nada tranquilas calles de Cartagena en busca de Maria Juana.

Esto incluyó que se lleven a nuestro dealer en cana, por intentar conseguirnos marihuana. Todos nos ofrecían cocaína, pero ella estaba antojada con fumarse un porro.  Por por suerte el puntero que nos iba a conseguir el cannabis y se llevó la policía,  quedó en libertad unas horas después. En medio de todo ese quilombo de salsa, drogas, calor, narcos, polis y putas, esta chica me regaló además una noche calurosa y sensual. El martes simplemente me despedí de Cartagena y viajé a Santa Marta, y no mucho más.

«vamos a bailar, la noche y la madrugá
hasta que se te ponga, la pollera colorá…»

TAGANGA

Taganga en un plueblito chiquito frente al mar y también sirve para recargar energias después de las agitadas noches de Cartagena… por un dolar Yenni, una trigueña hermosa salida del paraíso terrenal,  te sirve en su puesto de la calle el mas exquisito de los licuados naturales que uno pueda imagiarse

… las frutas estan a la vista, las elegís, las palpás, mango con banana, y Yenni mezcla su dulzura con las frutas para darte un cokctail de sabor. Y con yapa y todo!!

Ese beso de tu boca
que me sabe a fruta fresca
que se escapó de tus labios
y se metió en mi cabeza.
ese beso con que sueño
cuando las penas me acechan
que me lleva al mismo cielo
y a la tierra me regresa..

Fruta fresca, Carlos Vives

Felíz y contento el miércoles a la mañana llegué a Taganga, donde me reencontré con  el suizo en el hostal Techos Azules. Noche de aguardiente y día de playa para nadar y ver peces de colores en los arrecifes de coral. Y mañanas para tomar jugos exquisitos preparados por Jenny.

PARQUE NACIONAL TAYRONA

El jueves también fue para nadar un poco, y para ir a Santa Marta.  Hoy viernes nos vinimos para acá, y descubrimos un Parque-selva playa fascinante. No tiene las mismas playas que Playa Blanca, pero el paisaje es muy bonito realmente. Ahora que el suizo me mostró su agenda con palabras que le venían a la cabeza con cada lugar, me parece que podría hacer lo mismo. Palabras como paisas, antioqueños, vallenato, reggeton, busetas, patacones, y todo eso me viene a la mente con Colombia. Arepas, arequipe, Tayronas, guajiras, el nacional, cerveza Aguila, todo eso también.

Y de repente ya estoy en Venezuela, pero faltan varias cositas. Hasta el viernes eramos tres; el suizo[1], la alemana y yo, en el Parque Tayrona. Y para el sábado a la mañana ya eramos 4 porque vino Clara, la francesa[2]. Llegamos caminando a la piscina y después al cabo. Y al otro día a Pueblito, un poblado de los Tayrona, y después a caminar como 4 horas y la verdad es que costó. Las playas del parque son verdaderamente de película, como cualquiera las imaginaría.

FRONTERA DURA, MAICAO, MARACAIBO y la herencia recibida

El domingo fue que fuimos a Taganga los 4 y nos sentimos como en casa, tanto en Techos azules como en el pueblo, disfrutando de los jugos de Yenni, del Garage, y de las Aguilas en el super. La noche sirvió de despedida porque ya el lunes nos fuimos de Santa Marta para Maicao , y después a Maracaibo, Venezuela.

El viaje desde Maicao hasta acá (Maracaibo) fue una verdadera tortura, porque no habíamos comido nada en el día (solo una arepa), y porque para llegar nos tuvimos que embarcar el suizo, Ibeth, su beba, yo y una pareja con dos hijos en un auto modelo 70 tipo chevy que se caía a pedazos, se quedaba sin batería si se apagaba el motor, y cada vez que doblaba se quedaba sin luces en la ruta y de noche.

En 100 km, la bonita policía armada hasta los dientes de Venezuela nos paró como 7 veces para pedirnos el pasaporte, y para que les mostráramos todo, absolutamente todo lo que teníamos en el bolso. Obviamente que buscaban a ver si teníamos marihuana o cocaína, porque veníamos de Colombia y ahí es más fácil y barato comprar droga que comprar una aspirina.

Menos mal que el suizo le había regalado todo el bollo gigante de marihuana a nuestro compañero de habitación. Ese bollo era como una herencia que se iba pasando entre compañero y compañero. El suizo había recibido una bola que unió a sus ramitas, y después como no fumó casi nada en Taganga, los bollos se unieron y la bola fue creciendo. Cuando nos fuimos le dejamos la bola a otro compañero que recién había llegado a Taganga. No conviene pasar drogas por las fronteras. Fúmensela o regalenla. 

Después de todo el viaje caímos en la casa de Ibeth, una venezolana que se apiadó de nosotros y nos invitó a su casa casi sin siquiera conocernos. Antes tuvimos que dar vueltas por un barrio turbio para buscar las llaves de la casa que nuestra amiga reciente había perdido. La casa a donde fuimos era la que el amante de Ibeth (un tipo casado y con hijos) le estaba pagando a esta chica bonita y con un hijo de este amante (pura novela venezolana hecha real).  El suizo y yo estábamos pintados al óleo. El barrio era altamente peligroso, pero por suerte había policías con itakas y bicicros  que custodiaban la zona.

Hoy es 21 de marzo, empieza el otoño en Argentina, y acá creo que no empieza nada porque no hay estaciones y a nadie le interesa eso. Maracaibo es detestable y este Hotel también. Espero que Caracas repunte.

[1] Por si no quedó claro el suizo no es suizo, es argentino,  se llama Esteban,  y es amigo de la Facu de geografía.

[2] Para julio la francesa se fue a su país desde Argentina. Historia aparte la cantidad de cosas que le pasaron a lo largo de su viaje. La semana que vino a Baires le hice de guía turístico.

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