Viaje a Panamá y Costa Rica

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Yo solía ser un mochilero sucio y hippie que se conformaba con lo que sea a la hora de viajar. Amo viajar y siempre amé viajar solo, principalmente porque cuando uno viaja solo, nunca está solo a menos que uno lo quiera. Pero me enamoré y esta vez el viaje fue de a dos, junto a mi novia, que está acostumbrada a viajar de otra manera.

El destino era algo así como esta Propuesta;  – Vamos a una playa caribeña y no tan ostentosa. El resultado fue Panamá y Costa Rica, el Caribe sur, principalmente con la ilusión de llegar a Bocas del toro, una de las mecas de los mochileros, y destino fijo de los gitanos y amantes del mar.

Primera parte: El tedio de llegar hasta la tierra prometida. PANAMA CITY

Después de 12 horas de vuelo, llegamos a la ciudad de Panamá, Panamá City,  calurosa, húmeda, con tráfico, rota, y en plena construcción. Odio el cemento, por lo que tratamos de descansar en un hotel, y al otro día tomamos el bus hacia Bocas. Antes de ir para Albrook, la terminal de buses de Panamá, tuvimos la posibilidad de recorrer el Casco Viejo, bastante venido abajo, pero en proceso de restauración.

Y como había un hostel por ahí, fuimos a ver que onda.

Mi novia nunca había conocido uno, y cuando fuimos puso una cara de susto muy cómica. Ya la entrada me decía lo que podía llegar a venir. Un patio muy muy viejo abajo, mesas sucias, y lugar abandonado, bien peli de Tarantino, y para arriba una escalera con un montón de papeles de colores. Subiendo las escaleras de madera todo era como en la tribu de The Beach, pero más modernizados: Chicos en cuero, super transpirados y con una cerveza en la mano, chicas en bikini y remerón, también super transpiradas, con la netbook, su Ipad o con su celular inteligente, chicos tirados en los sillones bastantes sucios, descansando, escuchando música, durmiendo… era un mar de chicos y chicas transpirados y en poca ropa, como salidos del video de una canción moderna, muy onda destino pre o post beach en una ciudad, todos exhalando su juventud, y hablando en cuanto idioma se nos pueda imaginar. Rubias, negros, japonesas, alemanes, había de todo por esos pisos de maderas, esos sillones, y esos balcones que deban al Casco Viejo. Uno de esos personajes era yo hace unos años atrás. Ahora yo estaba alojado con mi novia en un hotel limpio, habitación privada y claro, más caro. El tiempo pasa amigos…

Amo el bambu
Amo el bambu

BOCAS DEL TORO

Llegamos a Bocas del Toro, la meca de los mochileros que viajan por CentroAmérica, y el lugar que todos quieren llegar, que hace poco tomó forma turística, y ahora prácticamente ya se vale de ese crecimiento y se hace cargo del mismo.

Acá hay todo tipos de locos, como siempre. Rastamans en skate y pelo a lo Slash vagando por sus calles, negras insinuadoras, mochileros artesanos, borrachos y borrachas super mal quemados por el sol, que los ves a la mañana y no sabés si vienen de la playa, si vienen de un bar, si recién se levantan y todavía les dura el pedo atómico, y vienen de una terrible fiesta, buscavidas en busca de dólares, parejas con guitarra en mano cantando bosas en los restos para solventar su viaje, un trio de chicos que cantan muy bien canciones de Marley en el Bamboo Bar, y todo lo que se parezca a eso. Entre medio de todo eso estamos nosotros.

Este lugar tiene la onda de los lugares de mochileros. Calor, promesas de playas increíbles, buceo, camarones, cerveza, tours que no sabés con lo que te vas a encontrar pero de seguro algunos son buenos y otros son chascos, y siempre alguna sorpresita más, sino no tiene gracia…
Bocas del Drago nos dio una agradable sorpresa hoy a la tarde, porque realmente no esperábamos ver las estrellas de mar (justamente era la famosa playa de las estrellas!), pero bueno, estaban ahí nomás…
Después hicimos un paseo para ver delfines, después snorkel, y terminamos con un broche de oro en Cayo Zapatilla, con el agua transparente, arena super clara, color de mar turquesa, arrecifes y pura tranquilidad, isla desolada, sin nadie. Y para cerrar el día nos hicimos una vueltita en bici por las 10 cuadras que son Bocas del toro. Demás está decir que en una hora la recorrimos de punta a punta, y que nos dio tiempo para contemplar el atardecer en las dos puntas del pequeño pueblo.

Recorriendo pueblos en dos ruedas
Recorriendo pueblos en dos ruedas

Proxima parada: encontrar la ranita roja en Red Frog.

Resultado: IMPOSIBLE encontrar la p! ranita roja. Había que meterse entre medio de la selva y buscar por entre las hojas, de noche. Igual la playa estuvo bastante bien, aguita clara, con apenas olas, y bien tranquilo el ambiente en general.
Ese último día nos fuimos para Bocas del Drago, sacamos unas fotos increíbles en un mar verde esmeralda y con palmeras, con peces volando por los aires, y terminamos en el hospital, con Mayra que tenía una alergia y no se podía parar de rascar. El médico del lugar la atendió, se fue a atender un parto, sacó el bebito, y la volvió a atender a May, que pobre todavía tenía la jeringa que le habían puesto como corticoide. Ese momento de tensión fue el que más nos preocupó, pero el que más juntos nos vio. Ella se puso a llorar de miedo al encontrarse lejos de su casa, en un hospital del Caribe, y con una jeringa en el brazo, pero por suerte el viaje era de a dos, y lo pasamos juntos, abrazados durante esa horita en el hospital.

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TERCERA PARADA: COSTA RICA

Después de un pesado y arduo traslado por 5 horas, llegamos a Puerto Viejo, Costa Rica, a la pura vida, al reggae, al surf y a la selva. El primer día estuvo muy bien, alquilamos bicis y nos fuimos a Punta Uva, una playita con aguas tranquilas y verdes, para descansar. El hotelcito que elegimos acá es tipo boutique, bien moderno, con cemento alisado, vidrios enormes como pared, y todo onda minimalista.
Mapaches, monos aulladores, monos cara blanca, perezosos de 3 dedos, lagartijas por todos lados, y una serpiente amarilla, que era chiquita, pero con un veneno mortal. Por suerte vimos todos los bichitos y disfrutamos del mar también en la Parque Nacional Cahuita. El tucán fue el único que brilló por su ausencia.

Después de comernos una merecida pizza argentina, terminamos en Playa Cocles, la playa de los surfers, la que más onda tiene, la de los hippies, la de las chicas bonitas, la de los afro, los rastaman. Cocles es muy pequeña, pero con eso le alcanza. Una chica que perece holandesa se pasea en bikini y una pollera que no le llega a cubrir su cola, ofreciendo artesanías, mientras el pendejo flaquito hace una pirueta interesante en el agua cristalina. La rubia que está haciendo topless agarra la cámara de fotos, e intenta fotografiar al chico surfer y a los otros que ahora se esfuerzan mucho más por agarrar una ola, todo una postal de lo maravilloso que puede ser Cocles. El chico del peinado a lo Valderrama contempla también el mar, y la chica con peinado Valderrama, derrama una sensual mirada al niño que va a entrar al mar con su tabla, toda una postal que solo mi retina capta, y que me hubiera encantado captar con el lente de mi cámara.

Ok, el destino quiso que nos quedemos un día más en Puerto Viejo. Era lo que tenía que pasar, no podía ser de otra manera. Todavía este pueblo tiene mucho que ofrecer, y no podíamos irnos sin despedirnos. Los negros locales que se peinan y se luquean de una forma muy caribeña, la belleza local de las costarricenses, su peinado afro y esa cintura moldeada le dan estilo al pueblo.. Ahora si que mañana a la mañana partimos nuevamente a Panamá. Vamos a ver que tan pesado puede ser el viaje a Panamá City.

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5. Cayo Zapatilla, Panamá

Cuarta Parte: El duro regreso al cemento

Viernes santo, feriado total, y nosotros bien temprano a cruzar la maldita frontera de Sixaola de Costa Rica- Panamá. Esta vez todo marcha sin sobresaltos, la cruzamos rapidito y en 15 minutos el trámite está terminado.

La frontera se basa en un puente de mierda, de madera, que se cae a pedazos, y que si se te cae algo en esos 150 metros de tablas flojas ni sueñes con encontrarlo, porque caen directo al río. Entre madera y madera hay un espacio de unos 20 cm de nada, ideales para un terrible esguince si no mirás bien donde pisas. Por suerte es feriado y todo está tranquilo.

Terminamos el día luego del bus del miedo entre Changuinola y David, y nos quedamos en el gran y decadente Hotel Madrid que nos habían recomendado Patricia, la española dueña del hotel Indalo, y Carlos, su pareja. Del hotel Madrid no hay mucho para decir más que además de la tele y el wifi dudo mucho que se le haya cambiado algo a ese hotel desde su inauguración a comienzos del 1940 (estimo yo) hasta ese día. Fue un buen ejercicio de retroceso en el tiempo…
Después llegamos a Panamá City devuelta, recorrimos la ciudad el tiempo que nos quedaba, y volvimos a Baires. Pero lo mejor ya había pasado, y las fotos, cada vez que las veo, me hacen acordar al paraíso en el que estuvimos y disfrutamos. Ahora tendremos que seguir buscando otros destinos, de a dos, o de a tres, quien sabe que puede pasar mas adelante…

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5 Comentarios

  1. Hola! El 21 de enero estoy saliendo para Panamá volviendo el 7/2. Voy con mi novio, queríamos saber que lugares nos recomendas ver, estamos medio perdidos en cuanto a ubicación de las cosas. También queríamos saber en promedio cuanto gastaban por día (veo que el post es algo viejo pero no creó que hayan cambiado mucho los precios).
    Se nos hace muy difícil conseguir un buen mapa de este hermoso país e información más allá de lo que hay en internet, que no es mucho ya que al contrario de su hermana costa rica, Panamá no es tan popular.
    Saludos y muchas gracias!

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    1. Hola Camila! Si, por el tema de los precios, está todo en dólares, así que no creo que haya cambiado mucho. Depende mucho del confort que quieran tener. Para alojarse, tanto en Panamá City (en el casco antiguo) como en Bocas del Toro, hay hostels que cobran 10 dolares por persona (habitación compartida), pero también pueden conseguir habitaciones privadas (sin mucho lujo) por 30 dolares. Si quieren algo lindo, ronda los 50 dolares una habitación para dos. Y para comer lo mismo; si quieren pueden comer un pollo con papas por 5 dolares cada uno, y si quieren comer bien por lo general por 10 dolares tienen un buen plato. El transporte tiene un precio relativamente bajo.
      Por el tema de que hacer, con el tiempo que tienen, no sabría que recomendarles específicamente; pueden ir a Bocas, volver a Panamá, y visitar a los kuna; pueden ir a Bocas y Puerto Viejo y disfrutarlo tranquilamente, o pueden ir Bocas, a Puerto Viejo, y a los Kuna, pero haciendo todo rápido ( esto último no es mi estilo ni lo que recomiendo) Esta claro que ir a Bocas del Toro es casi un destino obligado, y de ahí pueden ir a Puerto Viejo (Costa Rica), o Boquete (que no es playa, es tipo sierra). Pueden ir a Bocas tomando un bus desde la terminal de buses frente al Albrook, el shopping (por las dudas traten de comprarlo antes el pasaje porque si van en el momento puede que no haya). El viaje y la distancia de Panamá a Bocas es larguito (12 horas), y ponen el aire acondicionado a full, asi que llevensé un buzo, obligado.
      Y una muy buena opción desde Panamá es is a visitar a las Colonias Kuna Yala a las islas de San Blas. El viaje y la visita
      no es barato (realmente no recuerdo bien el precio que nos dijeron, y además yo no fui), pero me dijeron que son de una belleza paisajística única, y una experiencia de convivencia con la comunidad Yala muy linda, asi que no duden en preguntar sobre esas islas!
      Espero haberte dado un panorama mejor de que hacer por alla. Saludos!

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