

EL CHE
¿Será que mi vieja ya me lo iba inculcando de chico con las canciones de Silvio y Pablo Milanés? Sonaban «Si el poeta eres tú», «Canción del elegido», «fusil contra fusil», «La oveja negra», «América te hablo de Ernesto», y ya después de grande «Hombre», y comenzaba mi admiración por a aquel guerrillero heróico.
Ya siendo estudiante universitario, creo que me decidí hacer el viaje por Sudamérica después de leer «Mi primer gran viaje», de Ernesto Che Guevara. Justamente, antes de terminar ese viaje, pasé por Alta Gracia, a visitar la casa donde el Che había vivido cuando pequeño. El círculo estaba cerrado.
Lo que vivió el Che en sus primeros viajes fue muy parecido a lo que experimenta cualquier mochilero en sus primeras excursiones por nuestra Latinoamérica.
Díganme; ¿Quien no se indignó la primera vez que fue a Potosí y vió las condiciones en las que trabajan los mineros bolivianos? ¿Alguien salió de ahí así como si nada? Si no salís de ahí pensando en la injusticia es porque no se tiene corazón.
El Che eran uno de esos tantos chicos que conoció a mineros (chilenos) y comenzó a entender que además de la injusticia, él tenía que hacer algo, no podía quedarse sin actuar.
Acuérdense: ¿Quien no leyó «Las venas abiertas de América Latina», de Eduardo Galeano, y sintió bronca e impotencia al leer las constantes usurpaciones de los recursos naturales en manos de las grandes potencias?
Contéstenme; ¿Quién no pensó, leyendo a Hegel, a Engels y a Marx en la facultad, que parte de las desigualdades del mundo no eran causas del capitalismo, y que la solución estaba claramente en el comunismo? El capitalismo lleva a un extremo la explotación y la polarización social pero al mismo tiempo desarrolla las fuerzas productivas de la humanidad más que ningún otro sistema, un problema que aún hoy ninguno se atrevió a actuar y poner alma y vida como él para intentar encontrarle una solución. El Che era un grandísimo lector, y justamente una de las fotos que recuerdo, es de él con un libro de Goethe en la mano. Entre otras, les dejo algunas frases de Goethe que son famosas:
«Lo que puedas hacer, o sueñes que puedes hacer, empiézalo»
«Actuar es fácil, pensar es difícil, actuar según se piensa es aún más difícil».
«El único hombre que no se equivoca es el que nunca hace nada».
«Es peligroso aquel que no tiene nada que perder».
Se ve que Ernesto lo leyó bien, porque parecen prácticamente hechas a su medida.



Y por estos días me fui de viaje a Cuba…
Para el viaje me llevé «La vida en Rojo», de Jorge Castañeda, una polémica biografía sobre el Che Guevara que despertó odios y admiración. Lo terminé de leer justamente en la sala de espera del Aeropuerto Internacional José Martí, minutos antes de volver a la Argentina. Mi viaje no fue tan solo físico sino también mental, y fueron muchas sensaciones, de admiración, de respeto, de comprensión e incomprensión, y por último de sufrimiento y dolor por los que pasé mientras leía el libro. Pero creo que fue muy oportuna la elección.
Más allá de estar a favor o en contra del sistema actual, no encontré en a nadie por quien el Che no le haya despertado un sentimiento de admiración en Cuba. Su imagen y semblanza traspasan ideologías políticas, sociales y económicas.
Llegamos a la Plaza de la Revolución y se me puso la piel de gallina;
por más que hacía más de 35 grados y estábamos a pleno sol. Ver al Che y a Camilo en esos edificios, como tantas veces los había visto en fotos de otros viajeros, me llenaba de satisfacción. Quizás sea algo simbólico nomás, pero será que los símbolos me pueden, porque lo mío ahí era pura emoción. En el museo de la revolución también el Che tiene su lugar bien ganado, junto a su amigo Camilo Cienfuegos.
Por último fue en Santa Clara, el lugar de las grandes batallas ganadas para el triunfo de la Revolución, donde también pude sentir la esencia del comandante.
Un museo sobre su vida, el lugar donde están sus restos y los de sus compañeros cubanos caídos en Bolivia, su gran monumento que lo mantiene con su mirada firme por siempre, y mi cabeza haciendo chispas y cortocircuitos tratando de mezclar toda la información que tenía sobre él, para comprenderlo, admirarlo, y respetarlo.
El Che sigue surgiendo en la esencia de todo el mundo entero cada vez que hay una injusticia social. Fue y sigue siendo el emblema cultural de las revueltas de los años 60′, del mayo francés, de las protestas por la guerra de Vietnam, y de cualquier causa social que se considere injusta.
Más allá de si su forma de actuar en consecuencia era la adecuada o no, las ideas de él salieron de la cabeza de un chico viajero que se fue a recorrer Sudamérica, y en el viaje su cabeza hizo Click! como a muchos de nosotros nos habrá hecho también. Solo que algunos terminan siendo animales de galaxias…
Para terminar, parafraseando a Fidel, si me preguntaran como quisiera que se eduquen los chicos, contestaría sin vacilación alguna; ¡Quisiera que se eduquen con el espíritu del che!!!


Hermoso relato! emotivo,reflexivo sobre la persona que es el símbolo de los grandes valores de una revolución.Gracias Leandro!
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Ah…! me alegra mucho haber contribuido en la construcción de este sentir y este pensar!
Te quiero!
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Qué buena crónica! transmite mucho, impresionante andar por las tierras de ese gran Ernesto!
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Muchas gracias Pol! Sin duda el che es unos de mis grandes inspiradores de viaje. Saludos!
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Che…Inspirador de viajes y de valores de vida! me debo una vueltita por esas tierras
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Muy buena intervención sobre Ernesto.
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