De atardeceres a puro mate en Corrientes

Me fui a Retiro (la terminal de buses de Buenos Aires con destinos a todo el país) sin definir totalmente a donde ir. No tenía reserva de nada, solo sabía que tenía dos semanas por delante en las que podía hacer lo que quería. La ropa que llevaba me podía servir prácticamente para cualquier estación. Era una mezcla de descanso burgués (porque tenía plata para pagar un pasaje y alojamiento), con viaje mochilero, porque salí con mi mochila en la espalda y nada más que eso, y sin intenciones de ir a lugares con lujos pretenciosos ni mucho menos. 

 Pasé por donde vendían pasajes al sur y me tenté con sacar uno a Puerto Madryn. Pasé por la parte de los pasajes a Cuyo y me tenté con irme a Mendoza. Después pasé por la venta de pasajes al Noroeste argentino y se me ocurrió ir a Salta, pero a último momento lo desestimé. Así que me fui a Corrientes, una vieja cuenta pendiente, para conocer la tierra de la yerba, el té, los esteros y el chamamé.

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Corrientes

Empecemos por el nombre; ¿Sabían que Corrientes también es conocida como “Taraguí”, que hace referencia a la ciudad en idioma guaraní? ¿ Y sabían que el guaraní también es una lengua oficial en la provincia de Corrientes? Bueno… ahora lo saben. 

 Para los que no lo saben, el 14 % de la provincia de Corrientes está cubierta por agua. Corrientes es una de las tres provincias que en su conjunto se las denomina el “litoral argentino”, y que en la primaria nos lo enseñaron como “la Mesopotamia”. Al igual que la provincia de Entre Ríos, Corrientes también se encuentra comprendida entre dos grandes ríos, el Paraná al oeste, y el Uruguay al Este. Al costado de estos dos grandes ríos se encuentran casi todas las grandes ciudades de la provincia (excepto Mercedes y Curuzú Cuatiá).

La ciudad de Corrientes tiene más de 400 años, y a pesar de que tiene más de 350 mil habitantes, sigue viviendo a un ritmo tranquilo, con horarios de siesta, con las juntadas a tomar mate en la costanera, y con la pesca al atardecer. La costanera de todas las ciudades al costado de un río son una tentación para disfrutar, no solo por la brisa fresca que trae tanto alivio desde el agua, sino por los hermosos atardeceres que se pueden disfrutar tomando un mate o una cerveza, según sea la ocasión.

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Algunos la comparan con su ciudad hermana vecina, Resistencia, la Capital de Chaco que se encuentra pasando el hermoso puente que tienen de conexión. La capital chaqueña estuvo más pujante en los últimos años y tiene un estilo más moderno. En cambio Corrientes sigue siendo tradicional.

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Los colegios tienen un horario adaptado para no sufrir tanto el calor, y para respetar el horario de siesta. En Corrientes, entre la 1 de la tarde y las 3 de la tarde no vuela ni una mosca. Los chicos comienzan su horario escolar de la mañana de 8 a 12, y los de la tarde de 15 a 19. A las 7 es el máximo movimiento de gente por la ciudad. Hasta en los hostels está estipulada una tarifa para dormirse una «siesta correntina». 

Ya  a las 6 y media la costanera comienza a cobrar vida. La gente llega con su equipo de mate lista para charlar viendo el atardecer y contarse las cosas del día. Otros llegan con su equipo de pesca, y otros llegan para disfrutar el viento de la costanera para correr junto al río.  A medida que van pasando las horas la costanera va mutando a su gente, pero siempre mantiene su esencia. Cerca de las 9 y media de la noche es donde más corredores vi. La brisa ribereña es ideal para la práctica deportiva. 

Y para los que le gusta el básquet, Corrientes es una ciudad especial, porque cuenta con dos equipos en la Liga Nacional de Básquet (Regatas y San Martín), y justo cuando estuve por ahí se enfrentaron entre ellos, así que tuve el privilegio de ver el clásico de la provincia.

Yo paré en un hostel ( Hostel Golodrina) a media cuadra de la costanera y del puerto. Un lugar ideal para recorrer y caminar un poco esta hermosa y tranquila ciudad. Para los que busquen conocer una típica ciudad del interior de Argentina, Corrientes los esperará con los brazos abiertos, con un mate o un tereré (mate frío, con hielo, para algunos con agua nomás, y para otros con jugo) según sea la ocasión, y con una brisa fresca que llegará del Río Paraná. 

Corrientes puede ser un perfecto punto de partida para recorrer el nordeste Argentino, porque desde ahí se puede ir hasta Iguazú ( 600 km), o se puede ir para Formosa, o se puede ir para los esteros del Iberá. Sea como sea, si tienen ganas de ir a una ciudad que vive junto a un río, Corrientes los esperará… 

Río, triste río, que te vas

con la enorme pena de viajar sin regresar.

Cuéntale a los mares de mi pueblo la ilusión,

diles de su pena, su pobreza y su dolor.

Cuenta donde vayas, Paraná,

la dulce esperanza de mi gente, su soñar.

Cuéntale a los mares, de mi pueblo la ilusión,

diles de su pena, su pobreza y su dolor.

 Diles, diles río que tu pueblo que es tan mío, secará

este llanto tuyo que hoy me apena,

que enrojece aquí en mis venas y entristece mi cantar.

Y que entonces juntos ese día nos reiremos de alegría,

diles viejo Paraná.

                                                         Diles río, Verónica Condomi.

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