Las Cataratas del Iguazú son una de las 7 maravillas del mundo natural, además de ser un parque Nacional en Argentina, y ser uno de los destinos más concurridos en Argentina.
Con todo eso, es casi imposible pasarlas por alto para cualquier turista que se asome a Sudamérica, a pesar de estar bastante aislada de otros centros turísticos importantes.
La designación creada a partir del mote de maravilla natural hizo que ganara mucha popularidad, algo bueno fundamentalmente para los ingresos turísticos de la región, pero malo desde el punto de vista de la imposibilidad de tener la posibilidad de recorrer las cataratas con tranquilidad, ya que siempre va a haber gente cerca de ti, casi como en un parque de diversiones. Es el precio pagado de que un destino se vuelva popular.
Lo mágico de las Cataratas del Iguazú también es la selva que la rodea. En el parque Nacional que las contiene, viven uno de los pocos grupos de jaguaretés que actualmente existen en Argentina (de hecho, solo hay tres zonas, y se quiere crear una cuarta en los esteros del Iberá). También está llena de coatíes, monos, y aves de todo tipo, incluyendo a los hermosos tucanes. En los 7 km que separan el pueblo de las Cataratas hay carteles de aviso para bajar la velocidad, porque es posible que un jaguareté se cruce en el camino. Lamentablemente esto pasó en algunas ocasiones, y cada muerte de este felino es un puñal al corazón para los grupos que quieren proteger la especie. El atropellamiento de un yaguareté sobre la Ruta Nacional 12, en agosto de 2012, tuvo una repercusión mediática, institucional y política sin precedentes, implementándose a raíz de las mismas importantes sanciones administrativas e inmediatas acciones de la Dirección Nacional de Vialidad, con la instalación de cartelería específica en la zona de mayor riesgo de atropellamiento de fauna.
El pueblo de Iguazú nunca fue de lo más atractivo, por lo menos para mí. Casi todos los negocios del pueblo están destinados al turista, y casi todos venden lo mismo. Lo ideal quizás es escaparse un poco de todos esos restos turísticos, y vivir como si fuera un pueblo chico más de la provincia de Misiones.
No soy muy bueno como promotor turístico, principalmente porque no me gusta el turismo, aunque muchas veces me sea inevitable. Básicamente, las dos «excursiones» para hacer son ir a visitar las Cataratas del lado argentino, y después las del lado brasilero. Por la tarde se pude ir a pasear por la costanera hasta llegar al hito de las tres fronteras, que también tiene muchos mercaditos para comprar las mismas cosas de siempre, y por la noche ir a tomar algo a alguno de los barcitos en cuestión que hay por ahí.
Para el que les sobre días por ahí, también se pueden hacer una escapada a Ciudad del Este (Paraguay), a las minas de Wanda (50 km aproximadamente), o si quieren estirarse pueden ir hasta las minas de San Ignacio, pero son unos 250 km. Y cuando vuelvan a sus casas, pueden llevarse los regalitos típicos; un mate, o un tucán/lorito que le aprietas la panza y canta. También están las artesanías con madera que hacen los pueblos indígenas, los guaraníes. En todo Misiones la cultura de los guaraníes está más que presente. Sin ir más lejos, «Iguazú» es una palabra guaraní, que significa «Agua grande».
En todo Argentina las comunidades indígenas están más que presentes y vivas, y lo mismo con su lengua. Mapuches en el sur, guaraníes en el noreste, aimaras en el norte… Argentina tiene muchos pueblos originarios a pesar de que muchos porteños se crean que los argentinos solo descendemos de los barcos.
Pero empecemos nuevamente desde cero; ¿Cómo se formaron las Cataratas del Iguazú?
Una falla geológica producida en el Macizo de Brasilia (colada basáltica) y producida en el cauce del Río Paraná, hizo que la desembocadura del río Iguazú quedara convertida en una abrupta cascada de 80 metros de altura. Algunos fallamientos (como este mencionado) provocaron Cataratas, o saltos perpendiculares al río, y otros (como los Saltos del Moconá), son fallamientos que corren paralelos al río, por lo que el salto está a través de la corriente, en este caso, del Río Uruguay.
Claramente las Cataratas son las más famosas y reconocidas a nivel mundial, pero además de ese lugar, que siempre va a estar con gente, también podemos ir a otros saltos y cascadas, que van a ver más pequeños, pero no por eso van a dejar de tener una belleza única.
Entre otros, les puedo recomendar:
- Salto encantado, cercano a Aristóbulo del Valle.
- Saltos del Moconá, cercano al Soberbio.
- Salto Capioví, a menos de 100 metros sobre la Ruta que une Posadas con Iguazú.
- Salto El Paraíso. Entre El Soberbio y los Saltos del Mocona. Recomendado por Juli y Vane (foto de Parte de existencia).

- Salto Berrondo, a 9 km de Oberá, por la ruta 103.
- Salto Krysiuk, a 14 km de Oberá.
Prácticamente van a poder ver saltos muy seguido en todo Misiones, dependiendo por qué río atraviesen,
Si se fijan bien en el mapa físico que hice con mucho cariño, las curvas de Nivel muestran que Misiones tiene una ondulación en el centro, y tiende a ser más ondulado hacia el este, por lo que los desnivles, tanto en las rutas, como en los ríos, serán mayores. En cambio, en la ruta del oeste, de Posadas a Misiones, es más plana, y más rápida.
Mi viaje por Iguazú
Llegué a Iguazú con lluvia, y durante los próximos 2 días, llovió casi todo del tiempo, y de manera casi constante. Eso explica un poco el porqué de la extensa vegetación, y el porqué de estos lugares con mucha agua.
Alojamientos hay muchos, de todo tipo, pero las guías de viaje te van a recomendar siempre los mismos. Básicamente están los hoteles caros, los hoteles carísimos, las hosterías, y los hostels con habitaciones compartidas. Como les dije, no soy muy bueno recomendando hospedajes. Cada uno se interesará por algo en particular. Yo fui al Hostel Iguazú Falls, que es el típico hostel de siempre de allá y es el que te recomiendan todas las guías. A veces ir a lo clásico es lo más recomendable. Enfrente tienen otro con habitaciones privadas que están bastante bien, pero cuando fui yo el wifi brillaba por su ausencia, asi que fue motivo para no quedarme.
Como ya había ido unas cuantas veces a las Cataratas mi estadía fue corta, solo fui a las cataratas del lado argentino. Fue para renovar recuerdos, hacer una actualización de contenidos en mi cabeza. El caudal de agua fue lo que me sorprendió. Creo que me sorprendió más porque justamente por esos días estaba más caudaloso de lo común por las lluvias que venían cayendo en los últimos días. Primero me hice el recorrido por arriba, después del recorrido por debajo, y después me tomé el trencito para ver la frutilla del postre en el parque. La Garganta del Diablo es imponente. Es una nube de agua cayendo 80 metros y salpicando en todo momento, todo el tiempo, las 24 hs. Llegué relativamente temprano y si uno quiere recorrer todos los trayectos, no se llega en un día. Y menos si se quiere hacer un par de paradas para descansar y comer algo. Así que procuren ir a los lugares que más le gusta. Y sino vuelvan al otro día que tienen un 50% de descuento en la entrada. La entrada el primer día cuesta $ 260 para argentinos y $ 500 para extranjeros (unos 30 dólares). El paseo en la lanchita es extra, y la verdad es que no tengo ni idea cuanto costaba. Igual no lo iba a hacer.
La tardecita iba cayendo, seguía lloviendo un poquito, y yo partía nuevamente al pueblo, para descansar un poco antes de seguir recorriendo. Me fui a un barcito chiquito amigo ahí a media cuadra del hostel que tenía unas comidas muy ricas y con precios más que aceptables. Como anécdota, me quedó que pedí una cerveza, y me dieron un chopp que decía Quilmes (cerveza Argentina), pero me dieron una cerveza Brhama (cerveza de Brasil). Todo un símbolo del sabor del encuentro entre aguas de brasil y Argentina.