20 años viajando

El espejo retrovisor

Cumplí 40 años y llegó el tiempo de mirar hacia atrás para poner en retrospectiva los viajes durante más de 20 años. Cuando uno empieza a viajar no se da cuenta que su vida va a cambiar y que cada viaje lo dejará marcado de por vida. Me imagino que cada uno tendrá un viaje que lo marcó definitivamente. En mi caso fue un viaje por Bolivia y Perú en el 2001. Definitivamente Bolivia es un país que marcará un antes y un después en los viajes que hagas, así que, si todavía no fuiste, te recomiendo mucho hacerlo. Igual estoy seguro que cada uno tiene un país que lo marcó y que le hizo dar un click en su chip viajero. Acá les dejo un pequeño resumen de la evolución de un viajero.

1995, primeros viajes cercanos con la mochila al hombro

Viajando a los 20 años (1999)

A mis 20 años era un viajero despreocupado, con fuerzas para caminar todo lo que haga falta, poder pasar un todo el día sin comer, soportar una mochila de 20 kilos y gastar lo mínimo e indispensable. No tenía cuenta de correo electrónico, no tenía computadora (claramente no existían las redes sociales), y tenía una cámara con rollo. Con suerte para un viaje de un mes sacaba unos dos rollos de 36 fotos.  

 Ya desde mis 20 tomé una sana costumbre que aún conservo: me llevaba una libretita y cuando tenía tiempo me ponía a escribir en caliente lo que me estaba pasando en el viaje.

En mi primer viaje por el sur argentino fui con una mochila pesadísima con espaldar de hierro y compartimos cargar una carpa canadiense entre tres: uno llevaba los fierros de la carpa, el otro la carpa en sí, y el otro el cobertor. Además de las ollas y miles de bártulos más.  Era tan pesada la mochila que en una subida en los caminos de los lagos no medí la fuerza y el peso de la mochila me tiró para atrás unos cuantos metros cuesta abajo.  

 En el viaje por Bolivia y Perú las carpas iglú se hicieron presentes y me compré la mochila “de mochilero” de 70 litros que 20 años después aún conservo casi intacta. Mi hermano viajó con una cámara réflex y eso sirvió para tomar unas excelentes fotografías, incluida una foto corriendo en el salar de Uyuni que al día de hoy es una de las que más me gustan.

 En el viaje a Brasil optamos por la comodidad de las posadas a pesar de que manteníamos la tradición de seguir llevando las gigantes bolsas de dormir que ocupaban gran parte de la mochila. La nueva tecnología con la que contaba era el correo electrónico con el que podía explayarme un poco contando como me estaba yendo en el viaje.

En el viaje a Chile y el oeste argentino llevé un rollo blanco y negro y pensé que estaba tomando las mejores fotografías que había sacado en mi vida, inclusive muchas en el recital de Cosquín Rock, pero esa misma noche dos malas personas me tiraron al suelo y se llevaron mi cámara. Por suerte conservaba otros rollos del viaje.

Hasta acá, siempre viajando con amigos, nunca solo ni en pareja. No conocía lo que era un teléfono celular ni una tarjeta de crédito.

Viajando a los 25 años (2004)

El de los 25 era un viajero sensible, sensorial, mirando todo a su alrededor atento a cada detalle que lo sorprenda. Las enseñanzas buenas y malas van forjando la personalidad y ya sabe muchas decisiones que debe tomar, salvo por un pequeño detalle. No sabe viajar en pareja, y los primeros viajes de a dos se hacen a la fuerza y con muchos errores. Es tiempo de aprender. Regla número uno: escuchar a la otra persona. No todos tienen el mismo ritmo ni los mismos gustos y un amigo es una cosa, pero una pareja es otra bien diferente.

Mi amigo el suizo y yo cerca del Roraima, por Santa Helena o por ahi
Mi amigo el suizo y yo cerca del Roraima, por Santa Helena o por ahi

Las enseñanzas de un viaje por el sur de Brasil en pareja me sirvieron para mi primer gran viaje por Sudamérica, en algunas ocasiones solo y en otras con amigos. Mi primer cámara Kodak digital me permitió sacar muchísimas más fotos de las que sacaba y un pequeño aparatito con música en Mp3 me permitió escuchar música y guardar algunas canciones que iba escuchando por el camino. Después de casi 6 meses volví y hoy sé que ese iba a ser el mejor viaje de mi vida. Era el 2006 y estaba a punto de recibirme de licenciado en geografía.  Hasta ese momento nunca me había llevado un teléfono móvil a ningún viaje.

 El viaje a Uruguay me sirvió para saber que los viajes bizarros también existen y por momentos pueden estar muy buenos, no importa la distancia que estés de tu casa.

Stone Colors
Stone Colors

Viajando a los 30 años (2009)

El comienzo de un viajero experimentado, en su punto caramelo, con las fuerzas justas, en la cúspide de una ola con ganas de seguir montando esas olas viajeras de por vida. Llevaba una cámara digital muy chiquita pero efectiva. Por primera vez me llevaba un teléfono celular a un viaje al exterior. Todavía no sabía lo que era un blog.  

 En el viaje por Centro América, en un hotel en Guatemala, una canadiense me preguntó: ¿Do you have facebook?  Yo quise hacer la traducción en mi mente de a qué se refería cuando decía si yo tenía “cara libro”, hasta que ahí me enteré que había algo que era una red social llamada de esa manera.

Poderosa TIkal
Poderosa TIkal

 Ya en el viaje por el sudeste asiático de  2010 pude desarrollarme como viajero. Si el viaje por Sudamérica me había marcado a fuego, el viaje por el sudeste asiático me aportaba sabiduría y la semilla de lo que hasta el día de hoy se convertiría en una compañía diaria; el yoga y las enseñanzas de la cultura budista.  Allá tuve que lidiar con enfermedades, desamores, encuentros, despedidas, accidentes mortales, alegría, miedo y mucho más. De todo eso conservo bellísimos recuerdos y gratas enseñanzas.

Donde manda el marinero
Donde manda el marinero

El viaje al sur de Brasil en 2011 sirvió para cumplir el sueño de surfear. Por más bobo que sea el sueño, para mi significó un sueño cumplido, y lo que mirándolo en retrospectiva se convertiría en una constante. Los viajes a Brasil me aportaban felicidad.

Para el viaje de Europa en 2012 ya era casi un viajero automático; mochila al hombro, libreta de bitácoras viajeras, cámara digital, un teléfono que casi no lo usaba para nada salvo para que mis viejos sepan que seguía vivo y había incorporado un elemento innovador para mi: la netbook Samsung, principalmente para escuchar música, para guardar fotos, y para sacar pasajes de avión durante el viaje.

 Y llegó octubre de 2012 y con eso un cambio fundamental. Nacía “Lean y piensen”, el blog en el cual hoy estoy escribiendo.

El primer viaje al exterior en 2013 junto a May a Panamá y Costa Rica me sirvió para aprender a viajar en pareja. Todas enseñanzas y recuerdos que aún hoy conservo.  Con este viaje me nace la idea de que agregar videos en youtube no estaría mal.

Viajando a los 35 años (2014)

El viajero de 35 no quiere dejar de ser viajero y lucha por subsistir. Muchos amigos se casan, tienen hijos y de alguna forma disminuyen sus experiencias de grandes viajes.  El blog sirve para contar los viajes y a la vez como catarsis.

El viaje a Cuba sirve para saber que dentro de los viajes de placer en turismo all inclusive también hay tiempo para ir a La Habana y Santa Clara para seguir siendo el viajero social y mochilero que siempre fue.  Con el viaje a Europa de 2015 empezaba una nueva etapa de alojamiento por airbnd, teléfono inteligente i phone, Instagram, y más fotos con el celular que con la cámara de fotos.  2016 servirá para confirmar que siempre que se pueda hay que volver a Brasil, en este caso a Pipa y Jeri,   El viaje a Mexico de 2017 nos seguirá mostrando las maravillas de este mundo. Chichen Itzá es una de las 7 maravillas del mundo, y los cenotes son una de las mejores experiencias que se pueden tener en Yucatán.  2018 vino cargado de golpes duros, pero de los golpes se aprende. Brasil volvió a darme las fuerzas que necesitaba y un nuevo chiche se incorporó a mi kit viajero: la go pro.

Viajando a los 40 años (2019)

Viajero moderno y a la vez veterano. La tecnología cada vez está más vinculada con los viajes y hoy por hoy el elemento indispensable termina siendo un teléfono celular potente para poder hacer reservas de alojamiento, de transporte, de entradas para lo que sea, para escuchar música, para tomar fotografías e inclusive para editar pequeños videos.  

 El viaje a New York termina con una gran cuenta pendiente de años y con ello nace una nueva etapa viajera que recién comienza. El viajero de 40 es muy diferente al de los 20, pero mantiene la misma esencia de maravillarse por lo que ve en cada viaje.

 No sé lo que deparará el futuro, pero lo importante es que estos 20 años viajeros me transformaron y me ayudaron comprender un poco mejor el mundo en el que vivimos. Ojalá los viajes sigan estando presentes durante el resto de mi vida. Todavía queda mucho mundo por conocer.

2 Comentarios

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.