Viaje a España

Sabina y Serrat me lo habían anticipado

Ella se vuelva carmesí
No se si es Baires o Madrid
Nada te importa en la ciudad si nadie espera

Pétalo de sal, Fito Paez

Sentía que antes de conocer España ya la había conocido hacia mucho tiempo antes gracias a toda la música de ibérica que había consumido durante años. Hasta inclusive Fito nos había contado del parecido entre Baires y Madrid.

Quise visitar España porque creo que es el mejor punto de entrada con el cual se puede comenzar a recorrer Europa para alguien de habla hispana. Inclusive si uno quisiera ir Paris, Berlín, Praga o Amsterdam, no está demás comenzar por España. Servirá mucho mejor como adaptación al viejo continente.  

Es que Madrid me pareció tan parecido a Buenos Aires… el mismo idioma, culturas parecidas, Sabina que me había contado un poco de Madrid y yo encontraba en cada callecita algún pedacito de canción de Joaquín. Madrid en verano es sofocante, pero dentro de todo esos días de mayo estuvieron bastante bien. Yo venía leyendo «Por quien doblan las campanas», de Hemingway, un librazo sobre la Guerra civil española. Eso me hizo entrar mucho mejor a mi viaje por España.

Google maps. Vista aérea de la gran ciudad de Madrid. ¿Reconocen a La gran Via?

MADRID

Mi amigo Victor, «pichi» como le decimos todos, me recibió en Madrid. A pesar de llegar en el avión de Air Europa que llega a las 5 de la mañana, Pichi y Pocha (la mamá) estaban ahí afuera esperándome para llevarme su hogar que también sería el mío por unos dias ahí en Torrejón de Ardoz. Durante estos días Pichi me hizo de guía de la magnífica ciudad de Madrid. Vi muchos punks que me recordaban a Ska-pe en el rastro, la puerta del sol me trajo a los indignados a la cabeza, la Puerta de alcalá viejas canciones de Victor y Ana escuchadas en casa, el museo del Prado, la Reina Sofía, la plaza mayor me trajo a la cabeza a Ismael Serrano. Tengo que confesar entonces que a España le entré por la música. Uno de los días libres me fui a Toledo y fue como retroceder en el tiempo para ir a una ciudad medieval. Pero eso si, hasta allá me fui en tren veloz desde Atocha y eso si fue como viajar al futuro, porque ese tren si que era moderno.

BARCELONA

Barcelona era pura incógnita para mí para ese entonces. Me la habían agrandado mucho, ciudad cosmopolita, fiesta constante, un mundo en una ciudad… pero había que experimentarla con mis propios ojos. Dispuse de unos cuantos días para tratar de entender de lo que me estaban hablando. Y terminé entendiendo de lo que iba la cosa; Barcelona es locura, es arte, es expresión, es vida multicultural, es juventud, son colores, y es un pequeño mundo concentrado en sus calles.  Por eso Manu Chao la elige para vivir, porque depende que calles caminés te vas a encontrar en otro país. En sus calles conviven Europa, Asia, África, América y porque no Oceanía también. Barcelona me voló la cabeza.

Una noche fui a escuchar flamenco en un barrio de musulmanes franceses, otra noche fui a escuchar música del Congo en las calles del Born, otro día me quedé hipnotizado con sonidos de cuencos tibeteanos en el barrio gótico, y resultó ser que los que estaban tocando eran nada más y nada menos que un grupo de hermanos uruguayos. En la ciudad catalana brota música por todos lados.

Por la tarde me sorprendi de los medios de locomoción. Gana por goleada la bici, que por medio de un sistema de alquiler de bicicletas, todos los ciudadanos barceloneses se acostumbraron a que es mucho más fácil andar en bici, entonces se mueven así para todos lados. Los adolescentes y otros no tan adolescentes usan las patinetas por todos lados. Siempre las pensé medio incómodas, pero al ver desplazándose a un grupo de amigos ahí en sus tablas, como si fueran alfombras voladoras,  me hizo tomarles mucho más cariño. Además no  se porque, pero resultaba muuuy sexy ver a una chica en vestido y zapatillas calzarse la patineta y empujarla con sus piernas en el calor de la ciudad, ella, los colores y las calles de Barcelona, una belleza a la vista.

Ante el calor sofocante de Barcelona durante las tardes, todos huyen hacia las playas, que aunque artificiales y abarrotadas de gente, le dan un respiro a la gente urbana y te hacen olvidar por un segundo de que andás por una megacity.  Uno puede pasar de ver la casa de Gaudí en el medio de la ciudad, a estar tirado en las arenas de una playa, con europeas en topless dorándose al sol. La noche ofrece miles de bares en donde encontrarse con amigos, la mañana ofrece muchísimos museos para ir y la tarde ofrece lo que tengas ganas de hacer. Barcelona tiene miles de opciones, esta en la cabeza de uno las opciones. Sin duda es una de mis ciudades preferidas en el mundo.

Mallorca

Palma de Mallorca gustó mucho, desde sus playas, hasta su pasado árabe. Uno puede insertarse entre las calles por la noche, en un barrio totalmente desértico, silencioso, y hasta con un poco de imaginación nos podríamos hacer una idea de como eran esas calles por aquel entonces de dominio moro.

La isla tiene unas playas de ensueño, de un color turquesa que es de los más lindo que vi en Europa. Hay muchísimas opciones de playas, yo fui a dos: la ochentosa «Puerto Pollensa», que hace recordar a una canción de Sandra Mihanovich y la playa de es Trenc, una playa nudista con un color turquesa que era una maravilla.

País Vasco

A Bilbao llegué de noche procedente de París, un poco maldiciendo y otro poco agradeciendo a la suerte poder haber agarrado el último bus en la noche hacia la city. Y como la suerte que tengo aveces es más grande de la que me imagino, el bus pasaba dentro de todo cerca de mi hostel que había buscado el día anterior. Sin mucho que hacer esa noche me fui a dormir, y al otro día me di cuenta que estoy justo enfrente del Museo del Gugenheim. Después San Sebastián me dio otra grata sorpresa, porque es una ciudad hermosa para recorrer, para vivir, y para caminar, porque a pesar de ser grande, todo se concentra en la Playa de La concha, ese querible paseo donde los vascos van todos los días para visitar el mar y para nutrirse de la madre océano.

Laura, una amiga de mi hermana, me hizo de anfitriona en el País Vasco. Ella vivía en las afueras de Zumaia. De Los tres pueblitos que visité con ella (Zaraus, Getaria y Zumaya), justo estuvimos para el día del aniversario de uno de ellos . Laura me llevo a recorrer y pude entender de cómo venía la mano por esos pueblos; Clases media-altas, buen nivel social, cerveza a toda hora siempre acompañada por unos pinchos, todos contentos, ni un moro por ningún lado, y una concentración de orgullo nacional por el país… vasco, claro, porque ellos no son españoleso si. Mejor lo dejamos ahí.

La Concha, la playa más conocida de San Sebastian (Donostia).

Huesca

Para finalizar mi recorrido, me fui a Jaca, un pueblito de montaña muy cercano a los Pirineos, en busca de una caminata por las montañas y del Ibón de Estanés. Entre un grupo de gente caminamos por unas cuantas horas, y aunque no lo crean, cuando estábamos a unos 500 metros del Ibon, un grupo de vacas que pastaban sueltas se nos interpuso en el camino y no nos dejaban pasar por el camino. Intentamos pasar despacio pero de pronto teníamos a unas 30 vacas mirándonos fijo a los ojos en el medio de las montañas y con intenciones de toparnos. Una se nos empezó a acercar demasiado y todas las demás avanzaban con ella. Cuestión que nos cagamos todo y no pudimos llegar al Ibón de Estanés. Creo que será para otra vida, porque dudo mucho que vaya a volver ahí. Igual me quedan los recuerdos del hermoso camino recorrido hasta casi llegar al ibón.

Ahora entendí porque España es el país con más turismo en el mundo

Ir a España era una materia pendiente y bien que valió la pena. Amé cada rincón por los que estuve y me hubiese gustado recorer mucho más. Andalucía estará en mis planes para una próxima vez. Buenísimo el Reina Sofía de Madrid, las callecitas de Toledo que te hacen retroceder 800 años en el tiempo,  los barrios musulmanes que transmiten tranquilidad en Mallorca, las desinhibidas playas ibéricas que permiten disfrutar de la belleza más pura, la multicultural noche catalana que nos deleita con músicos africanos, latinos y europeos por igual, las flasheras las casas de Gaudi, un loco lindo con bastante imaginación, el encantador el País Vasco, entre festividades, cañas, tapas, playas y paisajes ondulados, que hacen de uno se enamore a primera vista del lugar.  

Me quedo con una noche de música cerca del barrio gótico, con una cervecita en la mano, con comida comprada a unos árabes. O con la recorrida silenciosa en la noche de Mallorca, paseando por calles de paredes altas, viejas, algunas musulmanas, y otras bien medievales.  O con la salida de tapas por el país Vasco, con la recorrida por los Pirineos. España quedó en mi corazón, se que voy a volver muchas veces más. No se cuando, pero se que volveré.

Info útil: Desde Buenos Aires, Madrid es el principal destino de Europa y también la mayoría de las veces el más económico. Tanto Air Europa, como Aerolíneas Argentinas e Iberia tienen vuelos diarios directos entre ciudades. la distancia es de unos 11 mil km y se tarda unas 12 horas. El vuelo que tomé yo salió cerca de las 18 horas Argentina y llegó a Madrid a eso de las 5 de la mañana horario de España. La diferencia horaria está entre las 4 y las 5 dependiendo que algún país modifique su banda horaria.

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