Sueños de California
Pongamos las cosas un poco en contexto. Fuimos con mi padre y mis hermanos a Los Ángeles en agosto de 1999. En Argentina el peso todavía seguía en paridad uno a uno con el dólar. Carlos Menem era nuestro presidente. Sabíamos que pronto todo estallaría, pero mientras tanto queríamos disfrutar el momento.
En cuanto a lo que pasaba en Estados Unidos, Clinton era el presidente, Los Red hot Chili Peppers acababan de sacar el discazo justamente llamado Californication. Baywatch estaba en el mejor momento de la serie y Pamela Anderson rompía los ratings solo con correr en malla naranja sobre la arena. Los Ángeles Lakers de Shaquille Oneal y Kobe Bryant todavía no tenían anillos y venían de dos años de frustraciones. Pero recientemente habían contratado un nuevo técnico, el prometedor Phil Jackson (con el que ganarían 5 anillos de la NBA). Angelina Jolie había sido elegida la actriz más sexy del año, American Pie era la película pochoclera del momento, Moby acababa de sacar un discazo llamado “Play”. había una chica vestida de colegiala que rompía todos ranking de la cadena Mtv con su video “Baby one more time”, haciendo quedar en el olvido videos como Crazy, Crying y Amazing de Aerosmith. Además, Friens, la típica serie estadounidense, estaba en su pico de popularidad.
Con todo esto, mi nivel de americanismo estaba bastante elevado (con el tiempo iría cambiando), así que ir a Los Ángeles para mi hermano y para mi era como ir a la isla de la fantasía. Con mi hermano y yo con 20 años y con mi hermana con 22, mi padre sabía muy bien que ese podría ser nuestro último gran viaje juntos, así que puso toda la carne al asador. Alquiló una camioneta blanca con techo corredizo y tapizado de cuero que era una cosa de locos. Ese sería nuestro móvil para movernos en el viaje. Lo más cómico era ir por las calles de Beverly Hills con el techo y las ventanas abiertas, y con la música al palo de Gilda o de los Fabulosos Cádillacs. Muy argentinazo lo nuestro.
Paramos en la típica cadena de hoteles de medio rango Holiday Inn, que para nosotros era todo un lujo. La verdad es que hasta ese momento nuestro nivel de experiencia a nivel de viajes internacionales era muy poco, así que fuimos haciendo lo que nos iba pareciendo. Con el tiempo fuimos aprendiendo.

Recorriendo íconos
Lo primero que hicimos fue dar un paseo con el auto por los lugares conocidos. Pero ir de un lugar a otro nos llevaba una eternidad, no tanto por el tránsito, sino por las enormes distancias. Los Ángeles se nos hacía enorme, gigante, imposible de recorrer a pie. Y no solo en lo amplio, sino también en lo alto. Cuando fuimos al Down Town paseamos entre los rascacielos y parecía que no terminaban nunca. Paseamos por la calle de las estrellas de los famosos, por el Teatro Chino, por el barrio de los famosos, pasamos por el Cartel de Hollywood, por el Inglewood, pero la verdad es que nada de eso me llamó mucho la atención. Pero lo mejor estaba por llegar. Hubo dos cosas que me gustaron muchísimo de Los Ángeles: Las playas y el campus Universitario de la UCLA.

Hermosa Beach, Santa Mónica y Venice Beach
Primero fuimos a las playas cercanas; Pasamos por Hermosa Beach, que era muy linda pero queríamos recorrer más, después pasamos por Santa Mónica, conocida por el Rueda del mundo y su montaña rusa ahí mismo sobre la playa, hasta que llegamos a la gran Venice Beach, y esa si fue la playa que nos partió la cabeza. Todo el barrio cercano a Venice es muy artístico y Bohemio. Era la primera vez que veía tantos murales gigantes pintados con arte urbano por todos lados. Había uno de Jim Morrison que era una locura. Eran obras de arte sobre las calles, algo muy común en el 2020, pero nada común en el 2000. Después seguimos andando y el paisaje era de ensueño. Tiendas de cosas para comprar sobre la calle que daba a la playa, gente andando en skate, en rollers, en bici, un lugar para hacer musculación al aire libre, canchas de basquet sobre la playa, canchas de beach voley, sol, calor, palmeras, el mar al lado…. era el paraíso sobre nuestros ojos.


Malibu Beach
Y para continuar con la onda de playas al siguiente día nos fuimos para el norte a buscar las famosas playas de Malibu Beach. La realidad fue que lo más lindo que vimos fue el camino, porque la playa de Malibu Beach nos gustó, pero tampoco eran una locura. Era una playa muy linda, con mucha onda surfer, con mucha onda Baywatch, con las típicas cabinas de guardavidas, con las típicas camionetas como en la serie y hasta con guardavidas rubias y hermosas. Ahí no pude ocultar mi tentación y me terminé sacando unas fotos con alguna de ellas.


UCLA
Por último, nos quedaba la frutilla del postre. Nos fuimos a conocer la UCLA, la Universidad Californiana de Los Ángeles. Esperaba que me guste, pero no pensé que fuese tanto. La Ciudad Universitaria es enorme, con un montón de pabellones. La Universidad estaba en pleno funcionamiento y pudimos ver todo lo que ocurría por ahí; los chicos saliendo de las aulas, chicos que se iban a sus pabellones donde vivían mientras estudiaban, grupos de cheerleaders practicando coreografías en pleno patio de la Universidad, grupos de estudiantes practicando básquet y vóley en el estadio, chicos descansando al sol en pleno receso… todo sucedía entre medio de esa ciudad solo de estudiantes y nosotros que estábamos ahí entre medio de todo eso no lo podíamos creer. Realmente me voló la cabeza.
Sueño cumplido
El sueño de ir a conocer California estaba cumplido. Si volviese, ahora con 20 años más, iría a conocer otras cosas, de seguro quisiera ir más para el lado del Gran Cañón, para el lado del Parque Nacional Joshua Tree, al mejor estilo Scar Tissue en el video de los RHCP, o Visitar San Francisco. Pero ese viaje a Los Ángeles me dio todo lo que yo necesitaba para ese viaje a esa edad, en ese momento. Y lo más lindo que lo pude hacer con mi viejo, con mi hermana y con mi hermano.
Les dejo una de mis canciones favoritas de ese viaje, justamente del álbum Californication: