En 1999 mi viejo y mis hermanos hicimos un viaje épico por el norte de América en el ocaso del periodo menemista. La convertibilidad que había impuesto el presidente Menem en 1991 daba una paridad 1 a 1 entre el peso y el dólar. Un dólar era exactamente lo mismo que un peso (casi 30 años después la multiplicamos por 100, o 150, nadie sabría ni a cuanto equivale un dólar hoy por hoy. Era la época de la plata dulce, una irrealidad que no tenía paralelismo con la situación económica del país. Se veía venir que la cosa iba a cambiar. En cualquier momento iba a explotar todo. De la Rua ganaría las elecciones ese año y dos años después estallaría una de las peores crisis de la historia argentina. Pero esa es otra historia.
Entonces mi viejo se dispuso a quemar las naves. Puso toda la carne en el asador, como se diría. Para mi viejo también era el fin de una época, porque los tres hijos ya estábamos grandes y no íbamos a volver a hacer muchos viajes más todos juntos con el (de hecho, ese fue el último viaje entre mi viejo y mis hermanos juntos). Entonces hicimos nuestro último gran viaje juntos. Y la verdad es que no defraudó ni un poquito. Estuvo increíble.
Hicimos todo mal
Hicimos todo mal, pero igual estuvo buenísimo. Empezamos comprando una oferta de alojamiento en Fort Lauderdale y Cancún por unos pocos dólares que vendían por televisión de cable. Pero faltaban los pasajes en avión. Además, como nos íbamos a Estados Unidos convencimos a mi viejo de “pasar” por Los Ángeles (queda a 4300 km). Era como ir a Salta y de paso, pasar por Ushuaia. Además, como estábamos “cerca” de Orlando, también incluimos a Orlando al viaje. Después sacamos los pasajes. Buenos Aires- Los Ángeles. Los Ángeles- Miami. Miami- Cancún. Cancún- Buenos Aires. Todos tramos únicos. Una locura. Si mi viejo está de buen humor le podemos decir de sacar un pasaje a la Luna y probablemente lo compremos. Es solo aprovechar el momento en que está de buen humor. Se ve que cuando le planteamos esta locura estaba de buen humor.
Los Ángeles
No voy a contar el viaje a Los Ángeles porque ya lo conté en otro post. Llegamos a Los Ángeles y mi viejo alquiló una terrible camioneta que era un montón para ese momento. Blanca, gigante, asientos tapizados de cuero, con el techo que se abría. Un poco más y hablaba. Recorrimos toda la ciudad con esa camioneta. A pesar de que tenía para poner CD, nosotros le dábamos vueltas una y otra vez al casette de grandes exitos de Gilda.
El primer día fuimos a un local y compramos una cámara de video Sony increíble. Tenía un zoom que asustaba. Terrible cámara. La usamos para muchísimos viajes (hasta que entraron a robar a la casa de mi viejo en 2006 y se la llevaron). Yo de paso me compré un disc man y algunos discos, inclusive el recién salido “Californication” de los RHCP. Era el deme dos, todo lo que querías comprar se podía comprar.
Viendo el video de VHS 20 años después a mis hermanos y a mi nos dio la misma impresión; muchísimas expresiones que antes parecían comunes ahora nos parecieron totalmente repudiables, muchísimo más para el colectivo feminista. Era la época de los bañeros más locos del mundo, de Pone a Francella, de Sofovich y sus secretarías, de Rompeportones y muchos programas más bastante groseros. Mucho piropo de más, mucha gastada de más, mucha cosificación a la mujer. Los tiempos ya no son los mismos, las cosas cambian.
Además mi hermano y yo teníamos 20 años y nos creíamos que nos la sabíamos todas, cuando en realidad solo éramos unos nenes tontos terminando la adolescencia. El nivel de bullying y violencia verbal que manejábamos me sorprendió muchísimo. Todo era agresión verbal. De solo escucharlo cansa un poco.
Yo hacía una semana estaba dando un final en la facultad de la facultad de Filosofía y Letras, la facu más zurda y marxista de Sudamérica, y ahora estaba dirigiéndome en busca de encontrar la foto perfecta del cartel de Hollywood. Adoro las contradicciones tan tajantes. Solo hay que saber manejarlas.
Fuimos a la UCLA y a pesar de que los precios no eran tan accesibles, nos compramos todo tipo de indumentaria de la Universidad. Hoy en día yo como mucho compraría una remera. Eran otros tiempos (y la plata me la daba mi viejo en ese tiempo).
Miami
Miami en la época de la convertibilidad era sinónimo del “deme dos”. Había días destinados a ir exclusivamente a los shoppings y comprar todo lo que haya. Zapatillas, jeans, remeras, tecnología, todo. Y había muchísimos argentinos yendo a Miami. Remeras floridas, bronceados furiosos, musculatura al aire libre, gorros a lo piluso, zapatillas Nike aparatosas.
Además, como fuimos en agosto, era plena temporada, hacía muchísimo calor y la playa estaba a pleno. Muchísima gente lookeada, modelos sacándose fotos, gente posando intentando que algún productor los vea… todos se querían hacer ver, inclusive el guaravidas, que parecía bronceado y moldeado para un capítulo de Baywatch, la serie del momento.
Orlando
De ahí nos fuimos con el auto a Orlando para estar solo un par de días y visitar Animal Kingdom (¿Para que fuimos por un solo dia!!!????). Pero bueno, fuimos y vinimos casi en tres días. Las cosas de este viaje inexplicable. Animal Kingdom estuvo bueno y de paso nos sacamos la foto con Mickey porque la anterior foto con Mickey la habíamos perdido en otro viaje al comienzo de la era menemista.
Cancún
Terminamos de visitar el parque y nos volvimos a Miami a dejar el auto y subirnos al avión a Cancún. Acá empezaría otra locura. Teníamos un hotel pero no entiendo que pasó y nos fuimos de ese hotel a otro muchísimo mejor ahí al lado de Coco Bongo. Ahí fue todo disfrutar del sol, el mar, la playa y la fiesta. Cancún es un paraíso de fiesta y playa. Hubo un par de noches de alcohol y descontrol, pero eso quedará para la intimidad. Y encima tiene ruinas y cenotes, complemento perfecto. Nos la pasamos en la playa, en la pileta del hotel (donde coincidimos con Facundo Sukatski, el base de Independiente de Pico) y de paso jugamos unos partidos de water basquet.
Y así terminaba nuestro último viaje menemista del 1 a 1, del deme dos, de los viajes en familia y del fin de la adolescencia tardía.
Hoy, 21 años después de ese viaje, mi hermano gemelo está casado y tiene una hija y un hijo. Mi hermana esta casada y tiene un hijo. Mi viejo esta en pareja hace como 20 años. Y yo estoy en pareja, aún sin casarme y sin tener hijos.
Ahora que están de moda los reencuentros de bandas , las continuaciones de películas después de 30 años (Kobra Kai), yo sueño con volver a hacer otra vez otro viaje con toda la familia unida. Seríamos como 12, porque a mi vieja no la vamos a dejar afuera. ¿Se hará? ¿Qué dicen? ¿A donde podría ser? ¿España quizás?

Excelente crónica de un viaje original, loco, combinando la visita a dos países completamente distintos. Felicitaciones!
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Muchas gracias!!! Los viajes se viven por tres. Cuando se planifican, cuando se realizan y cuando se recuerdan.
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Viaje representativo de la época, habia que apurarse a hacer de todo un poco…jóvenes que quieren hacer todo, padre separado que quiere aprovechar a sus hijos y aprovechar la economía irreal. Mucha improvisación en un viaje super disfrutable!!
Dato: único objetivo de Orlando era que papá lo viera a Mickey 😆
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