Uno de los consejos que recuerdo de Alan Por el mundo, y también de un post reciente mío, decía que una noche de lujo nunca viene mal, y que hay que aprovechar de alojarse en hoteles buenos en los destinos baratos. Iguazú es un destino barato, por lo tanto aprovechamos para alojarnos en un hotel 5 estrellas a un precio que no conseguiríamos en ningún lado. Si tenemos en cuenta que con el programa de Argentina Pre viaje nos devolvieron la mitad de lo gastado en el hotel, y teniendo un precio estimado del dólar a 200 pesos, terminamos alojándonos en un hotel 5 estrellas a un precio de 25 dólares la noche. Pero vayamos por partes.
El hotel: Mercure hotel Iru Iguazú
El hotel realmente era una maravilla. Está ubicado en la zona de amortiguación entre el Parque Nacional y la Ciudad de Puerto Iguazú, por lo que es una mezcla de selva, comunidades indígenas y hoteles. Un guía nos contó que hace unos años esa zona pertenecía al Parque Nacional, pero que por diversas causas luego se convirtió en una zona de transición entre la selva y el pueblo; mitad del terreno quedaron para el uso y vivienda de las comunidades indígenas y la otra mitad para la explotación turística, creando muchos nuevos hoteles de lujo en medio de la selva. El objetivo de estos nuevos hoteles era tratar de conservar la mayoría de los arboles y vegetación del lugar, por eso todos los hoteles tienen prácticamente una selva en su interior. Este es el caso de Mercure Iguazú Hotel Iru.
No somos de derrochar a lo grande con mi novia, pero al ver los precios de los restaurantes en el pueblo y compararlos con los del hotel, nos dimos cuenta que convenía mucho más comer en el hotel que en el pueblo, así que prácticamente hicimos todas las comidas ahí, comiendo unas empanaditas en la pileta, un risotto vegetariano en el gran salón o unas pastas en la habitación.
May aprovechó a hacerse masajes y yo aproveché lo más que pude la pileta, por la mañana, por la tarde y hasta por la noche, cuando el sol baja, ponen musica chill out en la pile y empiezan salir cervezas coronas y tragos frutales para disfrutar las noches calurosas en la piscina. Noches mágicas en medio de la selva.
El plato fuerte; Las Cataratas del Iguazú
Creo que a esta altura todos sabemos que las Cataratas del Iguazú es una de las siete maravillas del mundo natural. Por más que a uno le digan eso y que vea muchísimas fotos, uno siempre se va a maravillar cuando vea por primera vez la garganta del diablo. En este viaje mi novia las vio por primera vez y se quedó con la boca abierta, como no pudiendo asimilar tanta grandeza ni sabiendo como podía ser que tanta agua estuviese cayendo todo el tiempo en ese salto gigante.
Por suerte La garganta del diablo estaba en su máximo esplendor, cosa que no se podía decir lo mismo de los circuitos superior e inferior, que a pesar de que tenían agua, sus saltos eran mucho más pequeños de lo acostumbrado, o por lo menos muchos más pequeños de lo que yo recuerdo de la vez que las visité 4 años antes. La sequía, el cambio climático y el efecto «niña» estuvieron haciendo de las suyas y el caudal del Salto San Martín y el Bosetti estaban apenas con un tibio caudal de agua.



Lo otro que cambió fue la presencia de los animales. Si antes era muy común ver coatíes pidiendo o robando comidas de los turistas, el efecto pandemia (y la no apertura del parque) hizo que los animales tengan que volver a la selva y se acostumbren nuevamente a conseguir su propio alimento, por lo tanto desaparecieron (o hay en menor cantidad) esos coaties mendigos de sobras de comidas de los turistas y al desacostumbrarse de la presencia de los turistas se muestran más tímidos y huidizos. Además los monos, que antes no se veían mucho, ahora se ven un poco más, porque mientras no hubo turistas extendieron su habitat natural de ir de un lado al otro por los senderos. La pandemia tuvo sus efectos negativos, pero en algunos otros casos, rehabitó de animales ciertas zonas por las que estaban siempre plagadas de turistas.
Las Cataratas es un destino increíble para ir una y otra vez a maravillarse con la naturaleza. Nunca va a ser la misma visita; siempre habrá un factor que la hará diferente, así que si ya las conocés, te animo a que vayas de nuevo porque de seguro te vas a seguir sorprendiendo.
Guira Oga
Tanto en Iguazú como en Foz do Iguazú hay refugios para la conservación de animales silvestres. Hay fundaciones dentro del Parque Nacional destinadas a la conservación del jaguareté que cuentas con la ayuda de organizaciones conocidas como la Fundación Vida silvestre o la Red Jaguarete o CEIBA. En este caso, Guira Oga actúa como un refugio de animales rescatados y trata de que en lo posible, ellos vuelvan a su hogar. Para conocer un poco de su trabajo es posible hacer un recorrido (de aproximadamente una hora y media), que se hace con guía y donde nos muestran algunos de los animales que fueron rescatados. La entrada al lugar es casi el doble de la entrada al parque de Cataratas, pero si se tiene en cuenta que esa es la forma de financiar el proyecto, se puede tomar como una forma de donación por sus acciones. Nosotros cuando fuimos vimos Tucanes, Guacamayos azules y colorados, monos, pumas, jaguarindis (felinos pequeños), un ocelote, tortugas, corzuelas (un venado pequeño), y muchas aves y animales más que no recuerdo.





Ruinas de San Ignacio
Si estuviese un poquito más cerca de Iguazú, diría que es un destino imperdible y que no pueden irse del viaje a Iguazú sin conocer las ruinas. Pero está a 240 km, así que hay que tener tooodo un día disponible para ir. Se puede ir en bus (salen buses de Iguazú a San Ignacio a cada hora aproximadamente), en Tour (hay tours que incluyen minas de Wanda y Ruinas), o en auto particular, como hicimos nosotros que alquilamos un auto y fuimos por nuestra cuenta. Otra opción si no quieren andar corriendo de acá para allá es quedarse a dormir una noche en San Ignacio, que tiene una pequeña pero bastante aceptable oferta hotelera.
Las ruinas a mi me parecieron magníficas. La parte más conocida, la del portal de la iglesia jusuítica, no tiene nada que envidiarle a ruinas de Indonesia, de Perú o de Mexico por poner ejemplos. El resto del complejo no está tan restaurado como otras grandes ruinas famosas, pero vale mucho la pena conocerlas, conocer su historia y entender los acontecimientos. Además la vegetación selvática le aporta un toque mágico, que por momentos me trajo recuerdos de ruinas como Angkor Wat en Camboya por ejemplo.


Por la noche 19 30 hacen un show de luces y fotos proyectadas sobre las ruinas que yo nunca lo vi, pero que me dijeron que es un muy lindo espectáculo, asi que si se van a quedar por la noche es una cita imperdible.
Comunidades Guaraníes
Por último nos fuimos un ratito a conocer la comunidad de Jasy Porá . Como había comentado antes, una franja de transición entre el Parque Nacional Iguazú y el pueblo de Puerto Iguazú está destinado a la hotelería y a las comunidades indígenas. Esa división se puede ver a través de una calle asfaltada en la que veremos de un lado aldeas guaranies y del otro lado hoteles lujosos 5 estrellas. Es una sensación chocante, lo confieso, pero hacerse el ignorante y mirar para otro lado sin conocer esa realidad sería evadir lo que está pasando.



Ellos tienen su forma de vida, conservan muchas de sus tradiciones y en parte, se sustentan gracias a la venta de artesanías a los turistas. En la entrada a la Comunidad Jasy Porá hay un puesto de artesanías en donde se puede comprar sus trabajos, y además a lo largo de toda esa franja también habrá varios puestitos vendiendo sus artesanías.
Minas de piedras preciosas
Teníamos pensado visitar las minas de Wanda y los Saltos de Capioví, pero por razones de tiempo no pudimos ir. Igualmente en Puerto Iguazú hay tiendas donde venden las piedras preciosas extraídas de las minas de Wanda, así que fuimos ahí a ver que tenían. May se llevó una hermosa piedra preciosa y yo me llevé una turquesa, la piedra protectora de viajes.
Y así terminaba nuestro viaje por Iguazú, un destino imperdible para visitar en Argentina. Un destino muchísimo más económico que el sur y probablemente donde se consigan los mejores alojamientos para disfrutar en contacto con la naturaleza. Por favor, si todavía no fuiste, ni dudes en hacerlo en tu próximo viaje. Y si vas con más días, no olvides que Misiones tiene muchísimo más para disfrutar, como por ejemplo los saltos del Moconá, muchísimos saltos cercanos a Oberá, Posadas, El Soberbio y cientos de pequeños lugarcitos más en medio de la naturaleza. Andá, Misiones te espera.